El webinar ‘Uniendo Latam’ de Comscore cumplió ayer diez ediciones como punto de encuentro online para la industria de Latinoamérica. En esta nueva charla se abordaron los autocines, un modelo de exhibición cinematográfica que ha resurgido con la irrupción del coronavirus y la necesidad de contar con espacios seguros. Los invitados hablaron sobre sus retos, cualidades y si podemos esperar que sean más que una moda pasajera.
Rodrigo Cerón, director de marketing para Latinoamérica en Comscore, condujo de nuevo el seminario web, contando también con la participación de Luis B. Vargas. VP Comscore Movies. LATAM. En esta cita se reunieron Hansel Biedermann, CEO de Mediagroup Paraguay; Martín Adami, director general de Bardan Argentina; Isaac Ezban, cofundador de Autocinema Coyote, México; y Daniel Vergara. Gerente de Marketing Digital en LIFE Cinemas (Uruguay).
La naturaleza de los panelistas era muy interesante porque Ezban gestiona un autocine con casi 10 años de vida mientras que los otros son personas que se han iniciado en este formato por las circunstancias actuales.
En el inicio del evento, Luis Vargas realizó la proverbial introducción para dibujar el panorama actual. “A día de hoy, tenemos un 61% de caída de ingresos con respecto al mismo período del año pasado”, expresó.
“Es la primera semana en la que no hay cambios de títulos locales en el calendario”, dijo el representante de Comscore. Hasta ahora, 611 títulos se han tenido que reprogramar debido a la pandemia (el 35% del promedio anual de estrenos) y la semana pasada hubo 81 cambios.
En cuanto a cines reabiertos, por ahora siguen siendo muy pocos y lideran Brasil y Costa Rica con 6 cada uno. “En México abrirá mañana uno, el autocine Cinema Coyote (uno de sus cofundadores estuvo en la charla) y se espera que el viernes abran otros siete cines”, añadió.
El núcleo de su exposición fue una encuesta que han hecho en Brasil, que muestra “datos que podrían extrapolarse para el resto de países”. Se hicieron 1.447 encuestas del 18 al 20 de mayo a personas mayores de 18 años que hubieran ido al cine alguna vez en los últimos 12 meses.
Vargas destacó que el 15% de los encuestados van entre 24 y 36 veces al cine y que esos “nuestros moviegoers”. El estudio refleja que el 68% de los que van no tienen hijos y que las tres palabras que más les vienen a la mente cuando se les dice ‘cine’ son ‘diversión’, ‘palomitas’ (pipoca) y ‘películas’.
Era muy importante saber su opinión con respecto a la pandemia. ¿Qué es lo que más ganan tienen de hacer los encuestados? La principal actividad de ocio es la de los paseos al aire libre (22%), la segunda ir a bares y restaurantes (17%) y ya en la tercera posición se encuentra el cine, con 12%, empatada con ir a la Iglesia (con 14% aparece también salir a trabajar pero no podemos considerarla una actividad de ocio como competencia).
Vargas resaltó que, si nos centramos en los espectadores habituales de los que hablábamos antes, el cine es la actividad que más anhelan. Los que menos van al cine responden tienen como prioridades los bares/restaurantes o los paseos, porque son “asistentes esporádicos que van con grandes blockbusters”.
Según este análisis, el 10% regresará al cine en la primera semana de reapertura, el 40% dentro del primer mes y el 33% en dos o tres meses. ¿Cuáles son los aspectos que les preocupan para ello? Que haya contenido interesante, que se demuestra que haya buena higienización, volver a vivir la experiencia de la gran pantalla y que haya alguna promoción. “La cartelera es importantísima”, incidió Vargas.
A continuación, se inició el debate con los invitados. Empezó a hablar Hansel Biedermann, que relató que viven en la incertidumbre en Paraguay porque no saben la fecha en la que van a poder volver a abrir: “Lo primero que dijo el Gobierno fue que sería entre septiembre y diciembre pero les respondimos como gremio con demostraciones y un protocolo de trabajo”.
“Les explicamos que la actividad del cine es mucho más segura que otras que ya estaban operando (…) Queremos que la responsabilidad de la fecha de apertura pasara del Gobierno a las salas de cine”, apuntó Biedermann.
Martín Adami está en una situación parecida para Argentina, sin conocer cuándo será la reapertura. “Llegó a pensarse a reabrir en diciembre pero semana a semana va cambiando. Podría ser septiembre y ahora también se está hablando de julio. No podemos hacer futurología”, manifestó.
Puso como ejemplo que ahora allí ya se puede salir a correr o ir en bicicleta cuando hace unas semanas no se sabía que esto iba a ocurrir. “El cine no es primordial pero para la gente es una necesidad, lo quiere de vuelta y recuperar su vida normal”, aseguró Adami.
Para Daniel Vergara las cifras actuales “son esperanzadoras porque empezaron devastadoras”, de modo que han recuperado un poco el ánimo. “Hemos visto poca resistencia a nivel de la opinión del público, por lo que también te da esperanza. Cada vez que se flexibiliza algo, ves buenas afluencias y la gente tomando las medidas”, expuso.
Completó la primera ronda de intervenciones Isaac Ezban: “No podemos planear porque nadie tiene el control de esto y sin embargo es lo único que podemos hacer”.
Admite que que fueron ilusos al principio al pensar que podrían permanecer abiertos al ser el autocine un espacio seguro. “Hubo una parte legal, pues la delegación nos dijo que no podíamos abrir pero también sentimos una responsabilidad moral de no incitar que la gente salga de su casa”, apuntó.
Comscore planteó cuáles son los retos de los autocines y si son solamente fruto de la necesidad o puede suponer un renacimiento duradero.
“Yo creo que es resurgimiento y necesidad. Las dos cosas. No creo que vaya a ser una moda pasajera. En el autocinema tienes la combinación de los dos mundos: tienes la magia de ver una película en una pantalla grande con buen sonido a oscuras y en colectividad pero con la peculiaridad de que estás en tu espacio privado donde puedes comer, hablar y hacer lo que quieras como si estuvieras en tu casa”, explicó Ezban sobre las bondades de esta modalidad.
Ahora se ha vuelto una necesidad pero cree que cuando los cines vuelvan a la normalidad, “va a haber tendencias que se van a quedar”.
En su opinión, el reto más grande es disponer de los estrenos pero también es importante el aspecto sanitario. “No vale decir que como somos un cine seguro y que por eso no hay que hacer nada más. No. Hay que tener medidas de seguridad”, subrayó, mencionando que las entradas se tienen que comprar online, solamente puede haber una persona en el aseo, no hay dinámicas en los intermedios o la comida te la llevan al coche, entre otras medidas.
“Nosotros lo estamos haciendo por necesidad y estamos utilizando equipos que ya tenemos porque veníamos manejando el cine móvil. Lo tomamos como una opción para poder empezar a facturar. Es posible que luego puedan coexistir. Al final, hoy en día la base del negocio tanto de la sala tradicional como del autocine es gastronómica”, indicó Biedermann.
Menciona que se inspiran mucho en la moda internacional de los food trucks: “Vamos a hacer un parque de comida con cine. Puede perdurar porque es una opción gastronómica con entretenimiento incluido. Desde ese punto de vista, es un nuevo formato, diferente al de nuestros padres, que se concentraba en la venta de tickets”.
Biedermann reconoce que no se les hubiera ocurrido abrir un autocine de forma permanente si no hubiera sido por la tragedia del COVID. “Nos hemos encontrado con problemas que no esperabas, como cuestiones gubernamentales. Aquí hace tanto tiempo que no hubo un autocine por lo que ya no existen los decretos municipales que regulaban la actividad. Nos estamos inscribiendo en una categoría intermedia entre parking y parque de alimentación”, señaló.
Adami también dijo que ellos tampoco habrían entrado en este negocio: “Ahora, con la necesidad de tener este aislamiento, es una opción que le puedes dar al cliente pero con un sonido que es superior al antiguo y una imagen que no va a tener nada que envidiar a los cines, sumando la experiencia de tener comida más basada en algo gourmet”.
Vergara también contó que esta alternativa surgió para ellos al ver lo que estaba sucediendo y que la iniciativa requirió una operativa “tremenda para el montaje”, por lo que fue clave la alianza entre el Grupo Magnolio, el aeropuerto de Carrasco y Life Cinemas. Están situados en el parking del aeropuerto.
“Estamos en un momento en que la actividad está reducida y todo el mundo está a media máquina pero con estas tres empresas pudimos superar los retos más tranquilos”, manifestó.
Ir al cine es claramente la actividad prioritaria para los espectadores habituales de cara a la nueva normalidad
Ezban comentó que por ahora están teniendo buena respuesta: “Estamos operando al 80% de aforo para que los coches no estén totalmente pegados. Está agotado de aquí al 15 de junio en la sede de Insurgentes. En la de Polanco, que abre el 15 de junio, está por agotarse todo el mes”.
Ellos siempre han trabajado la experiencia y en el tiempo que estuvieron cerrados pensaron en cómo regresar con la idea de aprovechar la ocasión de cara al futuro. “Es evidente que no vamos a tener entradas agotadas toda la vida. Esto es una fase pero esperamos que la curva no caiga mucho. Mucha gente que no había ido a Coyote, ahora va a ir porque es la única forma. La idea es que se hagan Coyote lovers y ya se queden”, esgrimió.
Biedermann relató que ellos buscaron un patrocinador fuerte, en su caso la marca de cerveza Stellar Artois, que ya estaba muy ligada con el tema cine. “Sin este espónsor, no nos habríamos animado a entrar. Estamos dándole un toque glamuroso y una experiencia única y sensación vintage”, indicó.
Y remarcando lo fundamental que es lo gastronómico: “Hemos invitado a cinco restaurantes en el parking con un servicio gourmet al coche”. Ellos cobran por coche y, como curiosidad, tienen un servicio por el cual puedes beber alcohol y que te sirvan un conductor designado para que te lleve a casa.
Hay que tener en cuenta que un autocine solamente puede operar sin luz solar, con lo que los horarios están muy restringidos y hay que pensar en ingresos más allá de las entradas, de modo que la gente puede llegar al local incluso una hora antes de la proyección. “Hay que pensar que acomodar 200 coches lleva tiempo. Puedes utilizar para pasar tráilers y publicidad además de un preshow que puede ayudar bastante para que la gente se entretenga y a nosotros a vender otros productos”, sostiene.
“Aquí todavía no se inició, estamos en la etapa de cierre. Para atraerlos, la idea es tener un buen acompañamiento de comida, tener una experiencia de calidad de imagen con pantallas de 300 metros cuadrados. Algo que sea tentador para que el proyecto venga para quedarse y no para salir del paso”, indicó Adami.
Otro tema esencial es el componente digital. Hay estudios que señalan que, con toda esta crisis, la digitalización se aceleró dos años. “La venta online es algo que se quedará y nos da un poder de datos tremendo. Para el marketing, tener todos los datos digitalizados es espectacular y un área potencial tremenda”, subrayó Vergara.
Como decíamos antes, la programación de estrenos es fundamental. Biedermann se mostró muy duro con las majors: “No estuvieron a la altura de los autocines, no nos tomaron en serio y no nos dieron respuesta en los tiempos que hubiésemos querido, por lo que nos terminaron salvando los independientes, de quienes sentimos un apoyo más grande”.
Para él, fue difícil trabajar con los estudios incluso para títulos de catálogo o librería. “Conseguir una película vieja fue todo un lapso de tiempo de incertidumbre. El catálogo se redujo considerablemente. No entendemos bien qué está pasando con los derechos”, se lamentó.
Ezban aclaró que ellos empezaron a programar estrenos en el verano de 2019. Desde su nacimiento en 2011 se centraban en películas de culto como El resplandor o El exorcista y la gente iba “por la experiencia, no por una película”.
“Tuvimos la inquietud de poner estrenos para diversificar y llegar a más público y el modelo de negocio es completamente distinto. El fee que pagas por una película de estreno es muy distinto al de una película de catálogo. Se cobran garantías y porcentajes altos, lo que te fuerza a poner esa misma película unas cinco o seis veces, al menos. Eso nos cambió por completo porque en nuestro autocinema cada día había otra película”, explicó.
Buenas películas en cartel, la higienización, la experiencia de imagen y sonido y las promociones económicas, aspectos que interesan al público para la reapertura.
Esto implica un riesgo porque debes apostar por los estrenos. “Si no tiene mucha demanda, pierdes dinero. En los autocines muchos días sólo tienes una función. Así que sí, ponemos estrenos pero sólo los estrenos que la gente se muere por ver. O también estrenos independiente que quizás no te sangran tanto los precios que te pide el distribuidor. Lo importante es saber cuál es tu target, que va a ser diferente para cada uno”, comentó Ezban.
El resto tienden claramente hacia los estrenos. “Siempre la preferencia nuestra va a ser a los estrenos. Ahora estamos exhibiendo como estreno La caza (The Hunt)”, indicó Vergara.
Adami comunicó que a ellos, en los cines convencionales, no les fue bien la experiencia con el catálogo y los reestrenos. “Creo que la mayor parte de la gente viene por el estreno más allá de que sea bueno o no. El tipo de película que exhibas dependerá de cuando conozcas a tu público”, advirtió.